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En el pasado mes de febrero abrimos las puertas de nuestra segunda residencia feminista para becarias del Programa de Becas Muchas Más. Se trata de la Casa Luna, que sigue a la Casa Sol que inauguramos en el 2021. Estamos muy emocionadas, porque cada vez estamos logrando nuestro sueño de que todas las becarias del Muchas Más puedan convivir y crecer juntas en un espacio donde se practican los valores y los principios feministas de sororidad y apoyo mutuo.  

Si miramos atrás el salto es grande. Comenzamos en 2005 con una primera casa donde vivieron tres de nuestras primeras becarias, cercana a la Universidad de El Salvador, en San Salvador. Después, durante diez años contamos con una pequeña casa donde convivían hasta siete becarias, que estudiaban en San Salvador lejos de sus casas. En 2020, dimos un gran salto y pasamos a una casa con mejores condiciones y más grande, con capacidad para 15 becarias. Finalmente el 2021 logramos mudarnos no solo a una casa más grande, con capacidad para 18, sino también con muchas mejores condiciones de espacio, zonas verdes y seguridad, la Casa Sol. 

Con el convencimiento de que vivir en una casa Muchas Más es un componente fundamental del proceso de empoderamiento personal en términos de desarrollo de la autonomía, las habilidades socio emocionales y la independencia, este 2022 nos aventuramos y con mucho entusiasmo decidimos abrir una nueva casa, la Casa Luna. La Casa Luna cuenta con todas las condiciones necesarias para que las ocho becarias que conviven en ella se sientan cómodas, puedan concentrarse en sus estudios y su formación, convivan en un ambiente sano y se sientan seguras. La Casa Sol y la Casa Luna están ubicadas en una misma residencial privada en un lugar céntrico de San Salvador, permitiéndonos alojar un total de 24 jóvenes becarias.

Organizar y amueblar la casa fue a la vez un reto y una aventura emocionante, y sobre todo también un trabajo colectivo. Entre todas, becarias y equipo, nos encargamos de pintar la casa y hacer una limpieza profunda. Logramos recolectar 4,100$ mediante una campaña de recaudación de fondos con nuestras socias y socias, que nos permitieron comprar el mobiliario de estudio, habitaciones y oficinas y equipar la cocina. Con fondos propios $3,246 logramos arreglar y equipar el  jardín y el porche, de manera que las chicas cuenten con distintos espacios para estudiar, convivir y recrearse. Montar la casa nos llevó varios días: limpiar, pintar muebles, buscar camarotes y armarios, organizar la ubicación de cada una de las chicas, cambiar luces a bajo consumo, montar la sala de estudios y las zonas de descanso, arreglar las jardineras y poner plantas, y un montón de cosas más, pero ha merecido la pena cien por cien.  ¡Ha quedado una casa preciosa!